Todo empieza aquel día en el que mi madre no podía tener más hijos, dice que fuí un milagro ya que estuvo a punto de perderme. Al nacer tan emocionada busco nombres árabes que le recordaran las raices de su abuelo y decidió ponerme Adzuira, ¿pero qué significa este raro nombre?, "hermosa y honesta en árabe", ¡no!, no es un cuento, ni una falacia les juro que les estoy diciendo la verdad. Nací el 5 de julio de 1991, ya le habrán calculado, si efectivamente tengo 20 años.
Cuando era niña mi madre decía que era hiperactiva, creo que al decir "era" es un error porque lo sigo siendo, pocas cosas me satisfacen al 100% por ello siento la necesidad de hacer muchas cosas. Para agotar mis energías mis padres decidieron meterme a actividades fuera de la escuela, primero a piano (que flojera la verdad me dormía), luego me inscribió a ballet (fue la mejor decisión que tomaron para mí), lo cual me encanto y eso me mantenía mas o menos cansada, pero no lo suficiente. Después que crecí un poco decidí meterme a Volleyball, llegamos a jugar en torneos interescolares y éramos un buen equipo. Siempre mis expectativas eran ver arriba y adelante, siempre he esperado más de mi misma.
Poco después me empecé a adentrar en el mundo de la danza, pasaba horas y horas practicando para ser la mejor, entre también a clases de Jazz, Modern Stage, Danza Española, entre otras. Crecí un poco mas y llegué a entender el mundo de los “adultos” bastante bien, era muy responsable, dedicada y todas esas “ñoñadas”, pero también era muy reventada, recuerdo perfectamente aquellos viajes que hacía en compañía de mi fiel aventurera Tania Molina (una de mis mejores amigas de la secundaria), que hacíamos hacia Cuernavaca, Acapulco y cualquier lugar que se nos ocurriese ir, íbamos sin importar nada.
En la prepa todo cambió para mi eran pocas las amistades que tenía pero aprendí mucho de ello, creo ahora comprender porque hablo tanto, tengo recuerdos vagos per muy buenos de esta etapa de mi vida, cuando cocinaba en la escuela, hacíamos muchos viajes, servicio social, creábamos empresas y tomábamos mucho vino. Fue entonces cuando paso “el gran accidente motociclista”, el cual me salvó de entregar tres trabajos que no había hecho y gracias al cual estuve un mes en cama sin poder comer ni caminar ¡Auch!, pero aún más gracias al cual no pude entrar a la universidad ese año ya que o sacaba adelante el último semestre de la prepa o me preparaba para los exámenes de admisión.
Fue un duro golpe tanto físico como mental, en el cual te das cuenta que no eres nadie pero a la vez eres todo para alguien, principalmente tu familia, valoras tu vida, disfrutas el poder respirar, te das cuenta de que lo material no tiene valor alguno y te empiezas a crear filosofías (sí yo sé medio fumadas) de la vida y de la sociedad en la que vivimos.
Ese año sabático obligatorio que me tome disfrute cada segundo que podía, entre a trabajar en el Auditorio Nacional (mi primer mejor trabajo), entre a tantos conciertos pude, vi de cerca a muchas celebridades y fui parte de algo tan importante como lo es este centro de espectáculos tan conocido y concurrido en México. Debo reconocer que grandes cosas salieron de tan grande lugar.
Poco después con ayuda de mi carrera Técnica en turismo y mi gran capacidad para socializar y hablar sin cesar, entre a trabajar a una agencia de viajes, (mi segundo mejor trabajo) y esto si no es choro que envidia de trabajo la verdad déjenme les cuento porque. Primero viajábamos a toda la republica mexicana con todos los gastos pagados, hospedados en los mejores hoteles de la ciudad, aparte del sueldo claro esta, y muy bueno déjenme les digo, sólo tres veces a la semana y al día horas de trabajo eran 6 horas, lo demás era para conocer, echarte en la playa, irte de antro, a conocer a pasear, a disfrutar, podíamos tomar sin restricciones mientras pudiéramos levantarnos al otro día a trabajar (sin exagerar). ¿Quieren que le siga?, ¡ok!, teníamos precios increíbles en viajes nacionales e internacionales y conocías a muchas personas. Eran retos personales muy grandes con los que lidiaba día a día, lo cual era fantástico porque eran esos momentos en los que dice uno: “A huevo soy un chingón, no que no”. Lo sé es algo absurdo pero es real, es fantástico para cualquiera sentirse así, tan importante, tan grande, tan exitoso, bueno así me sentía yo.
Encaminada a subir la colina decidí abrir mi propio negocio, si lo sé a los 19 años, algo prematuro, con poca ayuda y muchas cosas que hacer lo logré sacar adelante, actualmente me dedico y vivo de él con mucho esfuerzo y orgullo. Entre a la universidad que quise, la Universidad Iberoamericana a la carrera que me llena por completo y con las ganas necesarias para valorar todo lo que me ha dado la vida como lo fueron estas oportunidades.
A lo largo de esta historia no siempre he logrado lo que he querido, como todos, pero lo que he tenido lo he disfrutado al máximo y he visto el lado “bueno” de las cosas, ya que me considero alguien muy positiva que busca una y mil tangentes para lograr un objetivo, que lucha sin cesar por algo que en verdad quiere, que se enfrenta a quien sea pero sin que nadie salga herido, que le gusta apoyar a los demás y no sube a costa de otros, que ve por el país y los derechos del hombre, sobre todo de las sociedades marginadas, que a pesar de su accidente ama a las motos y los deportes extremos así como a su familia y a su mayor alegría ( su mascota “Aruba”), y que está completamente loca al escribir tanto para una materia. Pero así soy expresiva y fantasiosa.
Espero con esto puedan conocerme un poco más pronto revelare mas intimidades, ¡Uhh!, y yo de la de ustedes.
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